Calvario. El Radio 527
Desde los tiempos de Cristo no se conocía suplicio igual. Perseguido con odio y saña, vejado y vilipendiado por una turbamulta aborregada que ni tiene derecho ni se merece el más mínimo respeto.
Pero ya llegará el día en el que la masa enloquecida vuelva a estar de acuerdo con nosotros y nos ayude a linchar a alguno de nuestros enemigos. Entonces será justa y beatífica, responsable y sabia.
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Min. 01 Seg. 55 – Introducción
Min. 06 Seg. 44 – Los méritos no cuentan
Min. 13 Seg. 32 – El efecto dominó
Min. 25 Seg. 56 – Las matemáticas del Panocha
Min. 33 Seg. 06 – Un pozo de incoherencia
Min. 41 Seg. 49 – EL pueblo soberano derrocado
Min. 48 Seg. 20 – A la caza del deportista
Min. 51 Seg. 41 – Sin comentarios
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B.B. King & Orchestra
Centennial Auditorium
Saskatoon, Saskatchewan
Canada
29/03/1983
Sweet Little Angel
Night Life
How Blue Can You Get
Crying Won’t Help You + Mean Old Frisco
I Just Can’t Leave Your Love Alone
Guess Who
Caldonia
Acerca del autor
Richard Dees De joven, supe ser periodista. Después, quise olvidarme. O el Periodismo me olvidó a mí por no reunir las dotes adecuadas: pasilleo con navaja albaceteña oculta en el ego gigante. Ahora disfruto poniendo a los periodistas de la radio frente al espejo. Y lo que ven no les gusta, o creo que no debería gustarles, pero el ego, el suyo, ciega los ojos como el humo de la canción de los Platters.
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Ayer en la 1, justo después del partido del Madrid pusieron el resumen del partido del Atlético. Mientras ponían la repetición del primer gol de Olimpiakos yo pensaba: «qué tirascazo le ha salido. Fuerte, seco, inapelable». La voz de Roberto Gómez me sacó de mi disparate y me hizo ver la realidad del gol: «Falla el portero». Gracias don Roberto por hacerme ver la luz. Si alguna vez le meten un gol a Casillas, en lugar de pensar que el tiro era imparable pensaré que ha sido fallo del portero, ¿o con Casillas eso no vale?
Santiago, no, no vale. Cuando pusieron el gol del Basilea, el muy sinvergüenza ya se apresuró a decir que era imparable.
«Calvario». No podía ser «via crucis», «suplicio» o «tortura»; tenía que ser, precisamente, «calvario». Qué perro de la guerra es este Richard.